Cuando un adulto aprende a tocar música y por ejemplo recibe lecciones de piano, su capacidad de atención, memoria y resolución de problemas mejoran, junto con sus estados de ánimo y su calidad de vida. Usted no tiene que convertirse en un profesional, sólo tomar algunas lecciones.
Investigaciones han demostrado que escuchar música puede reducir la ansiedad, la presión arterial y el dolor, así como mejorar la calidad del sueño, el estado de ánimo, el estado de alerta mental y la memoria. Los expertos están tratando de entender cómo nuestros cerebros pueden escuchar y tocar música. Un sistema estéreo saca las vibraciones que viajan por el aire y de alguna manera entran en el canal auditivo.
Estas vibraciones cosquillean el tímpano y se transmiten a una señal eléctrica que viaja a través del nervio auditivo hasta el tronco cerebral, donde es reensamblado en algo que percibimos como música. Se han estudiado han tenido decenas de intérpretes de jazz y raperos que improvisan música mientras su cerebro es supervisado dentro de una máquina de resonancia magnética para observar y ver qué áreas de sus cerebros se iluminan.
A menudo seguimos escuchando las mismas canciones y géneros de música que escuchamos durante nuestra adolescencia y a los 20 años, y generalmente evitamos escuchar algo que no sea de esa época. La nueva música desafía al cerebro de una manera que la música antigua no. Puede que no sea agradable al principio, pero esa falta de familiaridad obliga al cerebro a luchar para entender el nuevo sonido.
Escuchando a los Beatles por ejemplo podría traer de vuelta al primer momento que puso los ojos en su pareja. Preste atención a cómo reacciona a las diferentes formas de música y escoja el tipo que funciona para usted. Lo que ayuda a una persona a concentrarse puede distraer a otra persona y lo que ayuda a una persona a relajarse puede hacer que otra persona se sienta nerviosa. Una vez identificada cual es su música, simplemente disfrute y relájese, será muy beneficioso para usted.